domingo, 22 de marzo de 2009

LA HOMOSEXUALIDAD


Factores que contribuyen a una elección homosexual

1. Ausencia de las características esperadas para su género

Una gran cantidad de hombres miran sus genitales y saben que son hombres, pero no se sienten bien con el papel esperado para ellos.
De la misma manera, muchas mujeres se saben mujeres pero no se identifican con los roles convencionales para ellas. Y ahí viene la confusión: un varón al que no le gusta jugar al fútbol o a otro deporte rudo, que ama la música y la poesía, que es tranquilo y suave, tarde o temprano va a preguntarse: “¿no seré homosexual?, ¿no tendré algo raro que me impide ser un hombre normal?” O la mujer que es emprendedora, que disfruta de los deportes, que es directa y frontal, piensa si acaso ella no tendría que haber sido hombre y si, encima, fracasa en una relación sentimental, reflexiona acerca de si no será lesbiana. Lo más grave no es que se va a preguntar a sí misma, sino que otros le van a obligar a que se pregunte si es anormal. Pero los estereotipos no son reales, las personas sí son reales y cada persona tiene un lado masculino y un lado femenino. Desde su concepción y desarrollo embriológico, potencialmente tenía ambos sexos. En la vida postnatal ambas facetas pueden desarrollarse sin que ello implique ser más hombre o mujer. No ser lo esperado como hombre o mujer por los otros no significa que se sea homosexual.

2. Progenitores que distorsionan la imagen del otro sexo

Hay padres que no proveen una idea clara acerca de cómo hombres y mujeres sanos pueden relacionarse unos con otros, sino que crean en la mente del niño o niña la figura de un monstruo que, para colmo de males, sería el representante de todos los hombres o mujeres que existen sobre la tierra.

Un caso que ilustra: al terminar uno de los talleres de educación sexual que solemos dictar, se acercó una joven de 21 años, estudiante universitaria. Contó que durante años escuchó de boca de su madre todas las vejaciones y maltrato que su padre le propinaba. Ella confesó que nunca vio nada, pero que fue desarrollando un odio creciente hacia todos los hombres porque pensaba que en la intimidad todos serían iguales. Recuerda que desde la adolescencia le gustaron varios chicos y jamás sintió atracción hacia una mujer; sin embargo, a poco de sentir atracción hacia algún varón, la bronca la dominaba y ya no le “gustaba más”. En la facultad conoció un grupo de chicas que “como travesura” tenían caricias, besos y estimulación sexual mutua. La invitaron a participar. Ella se negó. Pero desde hace unos meses comenzó a fantasear cómo sería estar con una mujer, ya que no quiere estar con un hombre por miedo a que le ocurra lo mismo que a su mamá. Mientras hablaba lloraba desconsoladamente. Cuando le preguntamos por qué su madre seguía unida a su papá, ella no supo qué contestar. Su madre nunca resolvió su problema marital, pero creó múltiples problemas en su hija. ¡Quién puede medir el alcance de la frustración sentimental de una madre!

3. Padres que distorsionan las expresiones del amor filial mezclándolas con el abuso o el incesto

La ambivalencia de las acciones de los padres genera ambivalencia en los menores abusados que traducen de múltiples maneras el amor-odio. Aman a sus progenitores por lo que son (ya que, en definitiva, son papá o mamá) y los odian por lo que hacen (los usan, abusan de ellos).

4. Experiencias placenteras en una relación de abuso o incesto

La inmensa mayoría de los abusos sexuales a menores se realizan empleando tácticas de seducción. El abusador “convence” al menor. No emplea la fuerza sino los regalos; y si es un familiar, coloca el abuso como una muestra más de cariño. Puede ser que en dicha situación o situaciones, el menor sienta placer por las caricias o el encuentro sexual e interiorice en su mente que, si sintió placer en una situación sexual que involucra a un compañero del mismo sexo, es porque debe ser homosexual, como si el placer validara la relación o su identidad, e ignorando que el cuerpo está “diseñado” para experimentar placer y que, cuando es tocado o acariciado de manera adecuada – independientemente de si el actor es del mismo sexo o no, es absolutamente normal sentir placer. Ello no significa que se es homosexual sino que se es normal.

5. Aversión al otro sexo por una situación abusiva.

Sería el caso contrario al anterior. Tras un abuso, el menor experimenta un rechazo absoluto hacia el sexo del abusador. Por ejemplo: un niño que es abusado por una mujer, puede experimentar asco hacia los genitales y olores corporales de cualquier mujer e interpretar ese rechazo como indicativo de su condición homosexual. O el caso de una niña que es abusada por un hombre y desarrolla tal odio hacia los hombres en general, que se refugia en una mujer como su pareja sexual, porque no podría estar con un hombre, y piensa que con la homosexualidad escapa de su torturador.

6. Patrón aprendido por la reiteración de las mismas acciones.

Un caso que vimos hace poco describe lo que enuncia el subtítulo. Un joven de 23 años, que está intentado salir de las calles, y que trabaja como prostituto, nos contó que se inició en la vida homosexual desde los 8 años de edad, cuando fue violado por sus dos tíos y luego revictimizado periódicamente porque lo obligaban a practicar sexo oral. Si él se negaba, lo castigaban y una vez lo tiraron desde el techo de la casa. Al principio este joven, en ese tiempo niño, vomitaba cada vez que lo obligaban, pero con el tiempo se fue acostumbrando y luego hasta le daban plata por hacerlo. Se prostituyó a los 12 años cuando su abuela que lo criaba falleció. Viviendo en las calles, pronto consiguió que el grupo gay lo protegiera. Según cuenta él, nunca lo obligaron a hacer nada, sin embargo descubrió que se podía ganar dinero y vivir de lo que había aprendido. Comenta que gente que uno jamás imaginaría era la que contrataba sus servicios. Él reconoce que aprendió a relacionarse sexualmente así. En sus palabras: “al principio me gusta, pero luego me dan ganas de salir corriendo, histeriqueo un poco y espero que pase”. Jamás se relacionó con una mujer y, aunque desearía casarse, no sabe cómo hacerlo.

7. Elección basada en la estimulación recibida a través de los medios masivos de comunicación

Uno de los datos más sobresalientes del informe Kinsey es que gran parte de la población tuvo a lo largo de su vida conductas homosexuales y heterosexuales, para conformar un patrón heterosexual en el 97% de los casos. Todo ello en medio de una moral estricta (corría la década de los ’40-’50), con mensajes totalmente contrarios a la elección homosexual.

Para todos los estudiosos resulta innegable la importancia del factor social en la construcción de la sexualidad. A través de los años se reciben mensajes que, poco a poco, conforman una visión de la sexualidad. Un factor altamente influyente está determinado por los mensajes de los medios masivos de comunicación. Los más jóvenes crecen influidos por un ambiente en el que se alienta la homosexualidad como una conducta sana y alegre, desprejuiciada y divertida, como si fuera una elección similar a la heterosexual, cuando en realidad una y otra no tienen nada que ver. ¿Cuál será el resultado de la estimulación a la que están sometidas las generaciones más jóvenes a través de los medios de comunicación? Con toda probabilidad, la confusión será mayor y el “probar qué se siente” por medio de una conducta homosexual se transformará en la regla.

Para un adulto tal vez no sea importante el tema de la homosexualidad o la cantidad de homosexuales. Pero para los adolescentes, el conocer las estadísticas veraces, puede marcar una diferencia significativa en sus vidas, sobre todo en aquellos que están batallando con su atracción homosexual. Aunque algunos miembros de la comunidad se hacen notar mucho, en realidad representan a un grupo de gente muy pequeña. Como dice Don Schmierer: “cuantas menos personas están realmente involucradas, menos “normal” parecerá el estilo de vida homosexual a los observadores externos”.

8. Experiencia negativa sexual en la infancia

Se ha demostrado que existe mayor índice de abusados en la niñez entre el grupo de homosexuales que en la población general. Por lo tanto, concluimos en que el abuso (mayoritariamente a través de la seducción) es una puerta de entrada al mundo homosexual. Creemos que uno de los factores que más negativamente influyen en el desarrollo de la sexualidad es éste.

Fuente: www.placeresperfectos.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario